La voz habla, el deliro manda, se mezclan las voces, se unen los sentimientos. ¿Quién no ha hablado nunca consigo mismo? Cuando la voz y el delirio se mezclan, nace una nueva esperanza. La tuya, la mia... el descanso, la victoria de unos huesos descartados en la partida, la victoria de una lengua transformada en tinta, en sudor, en palpitación, en ansiedad dispersa. La voz y el delirio. Amigos inseparables desde que el delirio le dijo a la voz: Este puede ser el principio de una gran amistad.
En el vasto mundo de la locura, uno puede escoger el personaje que desee ser. Uno mismo puede ser viento, pensar que es invisible y esconderse de la magnitud de las sombras ajenas. El alivio es inmediato. También inevitable. Desaparece de golpe la falsa impresión de estar sumergido en el ridículo esperpento de sentirse diferente y extraño entre extraños. Uno mismo, al mismo tiempo, puede escoger la opción de ser héroe, librar batallas bestiales con demonios imaginarios y salvar a princesas que jamás entendieron que continuarían siendo, por los tiempos de los tiempos, simple cartílago que lleva a cuestas dos kilos de bacterias. Ese héroe, indómito y sectario que penetra en la mente paulatinamente hasta invadir los cajones de la conciencia, también muere, es esfuma, como un deseo irrevocable penalizado por la realidad, ese bofetón palpable a la esencia de los sueños.
Son cuantiosas las opciones que nos otorga perdernos en el profundo pantano de la locura. Uno mismo puede ser el masajista de su imaginación, colaborar con sus miedos para escudriñar en otras alternativas, demoledor de muros, paisajista infinito, perpetuo soñador gimiendo en el eje de sus propios deseos. Pero, ¿Qué personaje has elegido tu, querido lector, para salir a la calle hoy? ¿Qué tipo de locura precede a tu razón en este mundo encogido de rostro desfigurado? ¿Qué más da que uno se lance desde un séptimo piso esperando que las alas surjan antes de besar el asfalto?
Porque al fin y al cabo, los cuerdos son muertos en vida que se ciñen al ostracismo de sus deseos… y sus libertades.
Pegó el último trago a la copa y salió del bar andando con la sonrisa muerta. El abrigo oscuro y la bufanda alrededor del surcado cuello que sin embargo ardía como todas las tardes a la misma hora. En la calle un autobús con una fotografía inmensa de una señorita vendiendo un sujetador le hizo ahogar la mirada en dicho sujetador hasta que el conductor arrancó y se marchó entre la niebla que producía la fina lluvia.
Era el momento de regresar a casa. Allí le esperaría su mujer. Le encantaba recordar cuánto la amaba. Aquella mañana habían tenido una pequeña discusión, pero a él le gustaba pensar que el amor puede con todo, que los problemas se resuelven si hay amor. Después de una leve discusión de pareja, le gustaba ir al bar y echarse unas partidas, entablar conversaciones silenciosas con el wisky más barato posible. El tiempo lo arreglará, cuando llegue a casa se habrá olvidado del incidente. Porque la amo. La amo con locura, y ella lo sabe. Es mi princesa. Es mi mujer.
A veces, solamente a veces, le preocupaba mínimamente algunos gestos que se le escapaban cuando la cólera obstruía su mente. Pero cuánto la amaba. Eso era indudable. Canalla sería quien dudara de su amor hacia ella. Al mismo tiempo que sonreía por el amor hacia su mujer, una chica rubia cruzó el paso de peatones con rigurosa velocidad. La miró desenfrenadamente, enfocó sus ojos hacia el trasero de la chica, y sonrió con propósito desconcertante.
Llegó al portal de casa. Por fin en el dulce hogar. Por fin con su mujer. Yo soy así. Me enfado pero la quiero mucho. Es mi forma de ser. Es mi carácter, el puro amor, dar mi vida entera por mi princesa. Cuando la abrace sentirá todo lo que la amo.Subió despacio, como deseando perderse en la eternidad del presente hueco, difundiendo su irreparable aburrimiento contando los escalones. Ya estoy en casa.
Al entrar colocó el abrigo sobre la percha donde había otro abrigo suyo, un sombrero suyo, un bolso azul con un dibujo de cocodrilo suyo, dos bufandas estiradas y viejas también suyas, y una gabardina suya que guardaba con mucho amor como recuerdo de su difunta madre. También colgó la bufanda que traía de la calle.
Entró al salón mientras su mujer recogía la cocina en silencio, atascada en sus pensamientos intentando diluir la incomprensión con cierta frustración. Se sentó en el sofá. Cogió el mando del televisor e hizo zapping hasta detener la imagen en el telediario. Su mujer se acercó hasta la mesa que asomaba a sus pies ya descalzos y fríos como el rostro del hielo. Comenzó a limpiarla. Agitó un trapo de forma torpe e irracional pensando quién sabe qué. Mientras él continuaba centrando la atención hacia el televisor. Introdujo sus tensos dedos en el bolsillo del pantalón, extrajo un cigarrillo y lo colocó sobre la base de sus húmedos labios. Ella continuaba limpiando, sin mirar a su marido, hasta que se le ocurrió la firme idea de coger el cenicero y vaciarlo en el cubo de basura. Tan solo fue eso. Una simple idea. En cuanto manifestó el primer gesto de lanzar sus dedos hacia el cenicero, su marido giró 90 grados el cuello y enterró una mirada de odio en el rostro de su mujer. ¿Era odio? ¿Era cólera? ¿Era rabia? ¿O simplemente poder?
Su mujer salió en silencio del salón. Se introdujo en la habitación. Cerró la puerta. Se sentó en la cama y comenzó a llorar desconsoladamente, atemorizada como quien se pierde en el desierto de la eternidad, en un desierto sin noche, donde la arena se introduce en tu garganta y no te deja respirar, y te va ahogando poco a poco, irremediablemente hasta que te sientes muerta. Sus llantos atravesaron las paredes con solvencia. Él, mientras tanto y como todos los días, sonreía viendo las noticias deportivas.
Pensó en dejar de ser un extraño, en volver a sentirse aunque tan solo fuera por un segundo, uno más entre tantos otros.Caminaba enfocando su vista hacia las profundidades del asfalto. Cuando se cruzaba con un compañero, estiraba con gran esfuerzo una sonrisa impregnada de veneno. Inhábil a la hora de relacionarse con los demás, cada vez que le preguntaban sentía los cañones de las palabras apuntando certeramente a su ansiedad. Las palabras le brotaban con tono tosco y zafio, y pocos eran los que insistían en mantener un diálogo cuando las palabras arañaban la cordialidad.
Las máquinas rugían durante ocho horas continuadas. Se robotizaba y era el momento que más entero se sentía. Se miraba las manos, firmes e insensibles sobre el producto a embalar. Por momentos intentaba pensar en su baño caliente y su música de fondo, en ese momento para dispersar imágenes inconexas o previsiblemente desenfocadas. El mundo que temía. La vida. Ese mar desconocido que jamás cruzaríaa nado.
No recordaba la última vez que sonrió con entusiasmo. No recordaba cuándo cruzó el límite de la indiferencia. Centraba su atención en las olas que su estirada barriga producía cada vez que respiraba profundamente. Pensó en dejar de ser un extraño entre tantos otros. Igual que a primera hora de la mañana, cuando el frío empujaba al día con meticulosa solvencia. Me gustaría ser como todos los demás, dejar de ser invisible y saltar todos mis muros. Se quedó pensando, en los demás, en los compañeros, en la eternidad de los sueños, en las redes en las que caen manejadas por la realidad… No recuerda cómo llegó a dormirse. Tan solo recuerda que en su sueño, una sola persona, tan solo una persona, llegaba comprenderle y después le abrazaba.
Aquella mañana, sin prestarle mayor atención, despertó con una leve sonrisa enmarcada por el entusiasmo.
Las palabras se ciñen al silencio irrumpe con fuerzas el desaliento las lágrimas encongen tus retinas no puedes ver lo que se esconde si puedes ver lo que se esconde una sonrisa trepando por las paredes de tu corazón sobreviviendo contra marea y viento sobreviviendo a la veleta del viento.
Dime qué identidad prefieres qué cuerdas atan tu corazón qué bozal escoges para tus miedos qué animo tortuoso es el que va y viene
dime qué lienzo estampas en tus emociones qué música quieres que suene al despertar qué mañana echará el pestillo a tus tristezas qué noche sepultará todos tus viejos temores
libérate tu decides auténtica en ti misma quiérete, ámate, suéñate alumbrando los territorias de tu alma en este mundo de espejos invertidos una mueca es una sonrisa lícita
que los perros del dolor no te muerdan en esta controlada confusión
que tu vida es tuya y maldito sea el que niegue esta conclusión.
Malditas sean todas las noches extraviadas en el Universo, rendidas a la oscuridad del silencio, malditas las estrellas sin cresta, las sonrisas desarmadas, la extravagante analogía entre el dolor y el amor, su confusión, su espigado grado de arrogancia, los espias del desencanto, maldigo todos sus espías paranoicos, los trenes sin paradas y los pasajeros que viajan por la vida sin otro afán que morder por morder.
Malditos sean los desajustes emocionales, sus grietas embargadas por la pena, la sonrisa del que provoca el llanto, maldita sonrisa, el que golpea para sentirse fuerte, el que mengua en alma y corazón, el inepto en afecto, el absolutista, dipsómano beodo en odio, rociado de perturbado poder masculino, malditas sus entrañas carniceras, su holocausto amoroso, su perversa persistencia, su consentimiento social.
Malditas sean las inculturas prefabricadas, las escuelas de dogmas disimulados, trampas elásticas que se descuelgas y crían larvas en cerebros aceleradamente disminuidos, paradigmas de la manipulación, las mentiras enmascaradas, ay las mentiras enmascaradas, cuánto dolor y cuánta traición, el apadrinamiento de la ignorancia, esa escasez de recursos para editarse uno mismo, esas viejas escuelas de insoportable mentalidad.
Maldito sea quién quiera gobernar, mandar, dirigir, ordenarl a cualquier otra persona, malditos los gestos adiposos de la malicia, las averías programadas de las libertades individuales, y colectivas, las calles asfaltadas en pro de la avaricia, el silencio descompuesto del capcioso, malditos silencios, maldito el amanecer de una mañana anciana, la sonrisa en su féretro, el tiempo, maldito el tiempo que nos roba el presente, que nos envejece, el mismo tiempo de siempre, el déspota, el tirano, el responsable de este caminar hacia el curvo horizonte, el único, el irrepetible, el confuso tiempo que nos pone a cada uno en su sitio, en su lugar, en su silenciosa tumba, en su propia mentira.
Los adioses
y los hasta nunca
son ácidos
avariciosas trampas emocionales
cavan su hoyo nostalgia
en corazones desmedidamente huecos
pero
los adioses
y los hasta nunca
también valen
para resetear el alma
recomponer las penas
y coser nuevas alas.
Arrugada en las ariscas tintas de esta pluma, la esperanza se mece en este monólogo de voz contra el silencio. La luna se ha puesto de perfil, desviando su mirada de este intransitable caminar. El demonio ha enseñado sus vicios, obispos de trajes negros, cinturones rojos y sangre envenenada, soldados descorazonados con armas soldadas por la autoridad, mentes de mosquito de turgente intolerancia odiando a personas de otras culturas, castillos de ilusiones en ruinas con sus obreros oprimidos por la burbuja del miedo, la naturaleza desgarrada como nunca, uniformes contra flores, golpes contra lágrimas, miedo contra almas, contra la pared, está usted detenida, señora esperanza. El futuro ha sido encarcelado. Quieren mano de obra barata. Nuestras libertades. Nuestras emociones. Nuestros sueños. La luna se ha puesto de perfil. Por algo será.
La noche teje un hilo de sombra desde mi cuerpo hasta el asfalto suenan tambores de guerra en rítmica prosa de aullido soy un lobo espuma en boca hiriente jinete que triza la luna sin calma en la torre mi alma busco enterrar la raiz de esta rabia descifrando el secreto que a la derrota desarma.
Tengo balas para cada uno de vosotros para la palabrería usurera para los corazones disléxicos para la hipocresía desorbitada para los que juegan con la vida de otros para los que solo les importa el dinero, los números y el mamoneo, para todos vosotros estas son mis balas.
Si condiciono mi día a día a la percepción de los demás y a sus subjetivos juicios de valor, dejo en manos del azar gran parte de mi libertad.
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Si transformas las lluvias de tus lágrimas en esperanza futura, conseguirás hacer crecer un extenso jardín de vida en tu corazón.
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Cuando un corazón quiere hablar, se impulsa hasta llegar a la garganta y trepa a lo largo de los labios saltando al vacío en forma de palabras de humanidad, respeto y tolerancia.
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Si el mundo está podrido, planta tu propia cosecha, se tu mism@.
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Los días pasan, avanzan, el reloj se estrecha y los miedos afloran, es la hora de combatirlos con la reina alegría, con las manos abiertas al aire y los labios preparados para besar cualquier mínimo síntoma de felicidad. No los dejes escapar, porque ahí están.
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La revolución debe comenzar en el interior de cada un@, sacando la parte más humana de cada un@ la revolución abrirá sus puertas a las almas que buscan paz. Si cambiamos el interior del ser humano de este siglo, cambiaremos el mundo del futuro. Que nuestros ojos no vayan a ver el cambio no significa que el cambio no se vaya a dar.
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Las manos se conectan con suavidad. La piel respira sobre la piel. Dos cuerpos que se aman son dos ventanas abiertas al mañana. Amor, el amor, abre el camino en esta selva despiadada de sentimientos dolidos por la realidad. Pero amor, el amor, qué gran realidad para rearmar el corazón.
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Dicen que la gran virtud del Demonio es hacer creer a la gente que no existe. Pues eso es exactamente lo que ha conseguido hacer el capitalismo. ¿A quien hacemos culpable de la muerte de millones y millones de personas en sudamerica y en áfrica víctimas de la explotación capitalista? ¿A qué rostro le escupimos odio? Lamejor virtud del Demonio, no mostrar su rostro. Empresas. mejor virtud del demonio, no mostrar un rostro. Empresas.
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Si creemos que otro mundo es posible, comencemos por el buen rollo entre las personas, estrechar los lazos humanos es ponerle un alma nueva a la esperanza.
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Qué fácil es girarle la cara a quien pide en una oscura esquiva, qué difícil es comprenderlo.
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Si me acechan sombras me ilumino con la luz de tu recuerdo si me duele la soledad la invado con el tiempo de tu reloj si me sangra la vista le aplico la flor de tus ojos si se derrumba este mundo siempre me quedarán los edificios de tu amor.
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Si amenazan los fantasmas del cansancio, no desesperes, una larga y sabrosa sonrisa desempaña las arrugas del espejo y rejuvenece tu alma como buena portadora de salud.
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En un día perfumado por la esperanza, las mujeres se unieron para decir BASTA, los hombre miraron con sus ojos arrinconados en las sombras como el mundo comenzó a cambiar, y como una rosa envuelta en labios rojos, la condición femenina soltó las cadenas que la ataban a las sombras del hombre, en un día perfumado por la libertad, como hoy, los hombres tuvieron que callar. libertad como hoy, los hombres, tuvieron que callar.
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Vivir la vida significa no arrodillarse, no obedecer, no inclinarse ante el cuchillo tembloroso del miedo. Vivir la vida significa escoger tu propio camino, afinar tu propia voz y tocar suavemente los acordes de tu corazón, que vueles libre, aunque sea simplemente en tu interior. Vivir la vida libremente es un derecho. Luchemos por ello.
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Bajo la esperanza de que mañana sea un día mejor, me consuela el conocimiento de mi mismo de querer ser simplemente uno más, y compartir y amar a la gente que me rodea, un dia más. Aunque solo sea, un día más.
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Las garras de la muerte acechan nuestros párpados, enjuagan nuestras venas con vino barato, limpian nuestros ojos con colirio infectado de penas. Las garras de la muerte van y vienen, vienen con más frecuencia conforme avanza la edad, por eso, y por mucho más, vivamos la vida mientras los días sigan confirmando que estamos vivos, vivos, vivos.
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Y mientras la humanidad buscaba la libertad entre los escombros de su propio derrumbamiento, agonizando y encadenando su aliento al cielo, una voz celestial desde arriba no paraba de decir... "por favor, continúe a la espera, le atenderemos en breve".
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La lluvia gris es un ejército de recuerdos mugre, las piernas olvidaron el encanto del último baile, la boca es un avispero de amarguras, pero el viento sigue siendo puro, porque nace desde las ilusiones de la estación esperanza, porque necesito reparar el espejo y que su mirada se torne amiga. La lluvia gris es un ejercito de recuerdos mugre, los voy a barrer con música, con amor, con mi propio viento.
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Si sale el sol por la mañana, no lo nubles, no lo empañes con lágrimas, demuéstrale que tu piel lo espera como los besos del amor a la vida. Vive y no decaigas.
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La verdad es como el mar: necesaria, hermosa, y si nadas muy profundamente en ella, te ahogas.
Si piensas por ti mism@ y sacas tu propia conclusión, eliminarás uno de los virus más letales de tu cerebro: la manipulación.
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Madrugo, el sueño ata mi cerebro, que parece averiado pero sobrevive, parece que se autoalimente, y llueve, y comienza la semana laboral, y el dolor parte mi cuerpo en dos alejando por momentos mi sonrisa como si se tratase de una prisionera en una isla perdida y desierta, pero un cosquilleo excitante y salvador hurga en mi interior, se trata de las ganas de vivir.
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Buenos días árboles mojados, hojas encogidas, día apagado, sol enfadado. Buenos días, despropósito de sociedad, humanos alambrados, poetas salvadores. Buenos días, amores apagados, labios ardientes, amores trabajados. Buenos días a la vida. Buenos días a tod@s.
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La Ley es como los semáforos: verde para la clase alta, ámbar para la clase media y rojo para la clase baja.
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Por las ardientes callejuelas de mis venas, corretean las emociones del Frente de Resistencia más eficaz, el amor, que resiste a la desgana y al atropello, de una vida por humanizar.
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Frío que calas los huesos, viento que avivas al corazón, para que así pueda latir mas fuerte, mas rápido. Calentando el aliento para no decaer en el frío invierno!(Maria José Solera)
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La lluvia es mansa aquí adentro, no se escuchan zumbidos cortantes ni los gritos de las amapolas enloquecidas. La paz abandera este interior, sujeto a la suavidad con la que tus labios expresan la felicidad, cautivo, mi interior, de la expresión desatascadora con la que consigues limpiar las paredes de mi distancia. Así, sin más, he conseguido conocer mi interior.
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No soy invasor, no logro conquistar tierras ni vidas que no me pertenecen, no soy quien maneja los tentáculos del reloj, no soy quien pintó ese cielo de falso azul, soy, simplemente, unos ojos y un corazón que se quieren ir a dormir cada noche pensando que el dia ha valido la pena vivirlo.
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Si te encuentras perdid@ por la arena del desierto, recuerda que el mar existe, que la soledad es simplemente un punto en la vida que podemos saltar cuando queramos.
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Y estas Navidades no hubieron regalos, ni fiestas, porque Papa Noel y Los reyes magos entablaron su guerra particular, y el corte inglés, y el fnac y todas las corporaciones se golpearon hasta rebentarse los dientes, y Papa Noel y Los Reyes de Oriente se enzarzaron en una discusión perversa y violenta a ver quién vendía más que acabó con dos botellas de whisky en sus venas. Y esas navidades no hubieron regalos. Explotó todo.
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La realidad siempre conlleva algo más de lo que tus ojos pueden ven. Abre los ojos y piensa.
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Multiplicar las opciones y las posibilidades en la vida es ampliar los caminos de tu corazón. No te encarceles en una única opción.
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Si de momento la única posibilidad de sentirme libre es soñando, entonces cerraré los ojos e imaginaré ese otro mundo.
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A lo largo de la historia la guerra ya ha tenido muchas oportunidades de demostrar su valía. Démosle ahora la oportunidad a la paz.
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Tu felicidad es tuya, igual que tu tristeza. Compréndelas a las dos y con el tiempo estarás más satisfech@ contig@ mism@.
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La mejor forma de mostrarle respeto a la paz es eliminando todos y cada uno de los ejércitos del mundo.
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Hacer el mal es muy fácil, pero hacer el bien puede ser todavía más fácil aún.
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Desde tu mirada, una partícula de belleza invade mi retina consiguiendo que la felicidad se tumbe sobre mi corazón. Miradas de amor. Miradas de paz.
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Sueño con una sociedad de escaleras humanas en posición horizontal, donde nadie esté por encima, donde nadie esté por debajo.
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La estupidez, la obediencia y la sumisión sí tienen precio en la sociedad actual: la televisión. La libertad, en cambio, no tiene precio, es innegociable y a pesar de la basura que le echan encima, sigue siendo renovable. Abre tus ojos.
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Reír es la maquinaria que la alegría nos regala para recordarnos que las tristezas son solo pasajeras.
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La Religión cuenta la historia de la Biblia. Los ateos contamos la verdad.
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La Universidad más grande que existe es la vida
y su asignatura más importante el Amor.
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La suerte es ese árbitro imparcial que unas veces te quita y otras veces te da.
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La sociedad occidental ha confundido los perros con un capricho de consumo.
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No hay mejor antibiótico que la saliva de tu boca para curar los males de corazón.
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La tierra ni es nuestra ni nos pertenece, es libre y forma parte del organismo de la Naturaleza, por eso ni se le puede asignar Nación alguna ni puede ser dominada bajo la sombra de ninguna bandera.
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No dejo de sorprenderme al observar cómo millones de personas se convierten en sumisas por creer en algo sobre lo que no se ha encontrado ni una sola prueba objetiva en miles de años de su existencia, pero sí, en cambio, interminables mentiras. Dios.
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La vida hay que verla como cuando miras al mar, sabiendo que puede ser certeramente traicionera, pero profundamente hermosa.
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No vale la pena quedarse cieg@ por el pasado, hay que mirar al futuro sin perder de vista el presente.
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Las cosas no suceden solamente por algo, también lo son para algo.
