domingo, 31 de octubre de 2010

En la noche.


En la noche. Mis ojos
suturando en la trinchera del desvelo
no consigo entender este gravado insomnio
su áspero desconsuelo
su teoría de la desorganización mental.

El reloj enrojecido
señala las 03:45
con sus huesos digitales
marcando con fuego la piel de mis retinas.

Ya no se por qué punto de la oscuridad
caminar, no quedan esquinas
donde esconderme, no se
en qué vacío depositar mi mente,
no se cómo afrontaré mi rostro cadáver
frente al duelo del espejo.

Debido a que no será la última vez
rugiré en silencio ahora que nadie
me escucha, compondré dos poemas
medio muertos que resucitaré
al amanecer, mientras sigo
elaborando
la teoría interminable de la esperanza.

Paco

viernes, 29 de octubre de 2010

Limpiando conciencias.

El sol dispara con su odio certero.
Me quema la piel.
Me muero por dentro.
Resopla el asfalto en la calle, en su sien.
Todo arde. Incluso este
presente de esperanza inagotable.
Los soñadores tienden sus almas.
Esperan que marchiten las manchas.
Que no haya duda alguna para vivir.
Que se adelanten los fracasos.
Asi pasarán antes. Y morirán también.
Porque los fracasos también mueren.
No son invencibles. Mucho menos inmortales.
Los soñadores tienden sus almas.
Eso ya lo dije. Es importante.
No debe quedar mancha alguna.
Tampoco duda alguna.
Es importante soñar. Ser algo.
Es importante tener la conciencia tranquila.
Aprender a limpiarla.
Aunque cuesten cien sueños.
Hoy el sol quema más que nunca.
Sigue disparando con su odio certero.
Bien. Hoy se limpiarán las almas
más pronto que nunca.
Más pronto que nunca.

Paco

Quiero morir 7 veces

Ya he decidido cuantas veces quiero morir.
7 veces. Como los gatos.
Como esos solitarios transeuntes
de callejones enlunados.

Quiero morir cuando entro en un ascensor
con un vecino antipático.
Quiero morir cuando el perro de la vecina
me despierta cada mañana.
¿O es matarlo lo que prefiero?
Quiero morir cada vez que la nevera
llora huérfana de cervezas.
Quiero morir cuando discutimos
y no sabemos ni por qué.
Quiero morir cuando muere el domingo
y hay que volver al tajo.
Quiero morir cuando dejo el coche en doble fila
y al rato algún cabrón lo ha secuestrado.
Quiero morir cuando me toca el turno
en la fila del supermercado, y entonces
recuerdo, con mi agujereada memoria,
que se me olvidó coger aquello
por lo que decidí entrar a comprar.

Quiero morir hasta 7 veces.
Como los gatos enlunados,
pero eso sí, amor, tras cada una de mis muertes
pienso ir cueste lo que cueste
a buscarte allá donde estés
cueste lo que cueste
seguiré con mi deseo de querer verte.

Paco

martes, 26 de octubre de 2010

El hombre magnético


El hombre magnético cuelga sus
lágrimas a secar,
se va el odio, marcha de frente sin arrepentimiento,
se va huraño, frío, desangrándose.
Son las 16 y algo
perdido encuentra grietas en la sociedad, el
hombre magnético, raíles por la
densidad de su estómago
cuidado circula la ansiedad,
sin frenos, desbordada, adictiva,
atropella el vacío, lo invade,
se muere el jardín de la paz
cría anguilas en las venas
sufriendo el reino de la inmensa minoría
mientras tanto, el hombre magnético
sigue colgando sus lágrimas, no se secan,
no se puede secar un mar de impotencia
se mira sin rostro en el espejo y no se reconoce
rodeado de inútiles realidades
el hombre magnético atrae los desechos
emociones sin casa que buscan un alojamiento
que se instalan, que le disparan,
como esta sociedad que expulsa lo diferente
esta maldita y perdida sociedad, que
si le golpea, él la golpea
si lo derrota, el la lucha
si lo mata, nadie dirá nada.

Paco

domingo, 17 de octubre de 2010

Olvidando


Rodeado de centímetros que no
son distancia, sino lamentos,
crujidos subjetivos de mis entrañas,
rodeado por el rumor del
humo, excavadoras en mi cabeza
van cavando hoyos muy profundos,
olvidos metálicos, entierros oscuros,
para no ser lo que un día era.

Paco

La única vez que fui inmortal


La única vez que fui inmortal fue poco antes
de nacer, cuando inconsciente, sin
saberlo, ya era un proyecto
de gritos dentro del deseo de mis padres.

Ahora, que cada día voy siendo más mortal
es cuando conscientemente, sin
negarlo, trago años agrupando mis lamentos
huyendo del deseo de envejecer.

Paco

viernes, 15 de octubre de 2010

"Sonreidme" de Miguel Hernández.



Vengo muy satisfecho de librarme
de la serpiente de las múltiples cúpulas,
la serpiente escamada de casullas y cálices:
su cola puso acíbar en mi boca, sus anillos verdugos
reprimieron y malaventuraron la nudosa sangre de mi corazón.
Vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos, de aquella boba gloria: sonreídme./

Sonreídme, que voy
a donde estáis vosotros los de siempre,
los que cubrís de espigas y racimos la boca del que nos escupe,
los que conmigo en surcos, andamios, fraguas, hornos,
os arrancáis la corona del sudor a diario.

Me libré de los templos: sonreídme,
donde me consumía con tristeza de lámpara
encerrado en el poco aire de los sagrarios.
Salté al monte de donde procedo,
a las viñas donde halla tanta hermana mi sangre,
a vuestra compañía de relativo barro.

Agrupo mi hambre, mis penas y estas cicatrices
que llevo de tratar piedras y hachas
a vuestras hambres, vuestras penas y vuestra herrada carne,
porque para calmar nuestra desesperación de toros castigados
habremos de agruparnos oceánicamente.

Nubes tempestuosas de herramientas
para un cielo de manos vengativas
no es preciso. Ya relampaguean
las hachas y las hoces con su metal crispado,
ya truenan los martillos y los mazos
sobre los pensamientos de los que nos han hecho
burros de carga y bueyes de labor.

Salta el capitalista de su cochino lujo,
huyen los arzobispos de sus mitras obscenas,
los notarios y los registradores de la propiedad
caen aplastados bajo furiosos protocolos,
los curas se deciden a ser hombres
y abierta ya la jaula donde actúa de león
queda el oro en la más espantosa miseria.

En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose,
quiero ver a la cólera tirándoos de las cejas,
la cólera me nubla todas las cosas dentro del corazón
sintiendo el martillazo del hambre en el ombligo,
viendo a mi hermana helarse mientras lava la ropa,
viendo a mi madre siempre en ayuno forzoso,
viéndonos en este estado capaz de impacientar
a los mismos corderos que jamás se impacientan.

Habrá que ver la tierra estercolada
con las injustas sangres,
habrá que ver la media vuelta fiera de la hoz ajustándose a las nucas,

habrá que verlo todo notablemente impasibles,
habrá que hacerlo todo sufriendo un poco menos de lo que ahora sufrimos bajo el hambre,

que nos hace alargar las inocentes manos animales
hacia el robo y el crimen salvadores.

Soy escritor porque escribo, por nada más.

Soy escritor de cielos azules, escritor de 
esos que arman su aliento con los besos de su
amada, soy escritor de delirios, de juegos
de encantos, y de corazones torcidos.

Soy escritor porque escribo, por nada
más, las letras van apareciendo en las hojas
como queriendo escapar de mi mente,
reconozco que soy un liberador de mi corriente

esa sangre arcillosa que construye figuras silentes
palabras enlazadas que nadie escucha
libero la imaginación porque no hay cadenas
que puedan apresar las mariposas de su ente.

Soy escritor porque escribo, por nada
más, hoy ante el espejo me encontré
mis ojos anchos y cuadrados ambos
lloré el suicidio de mis palabras.

Paco

Condenado

Condenado a ser pisoteado por la memoria
a no recordar más que una selección de inconexas
realidades, de pasados por fumigar, de
atardeceres que se apagaron para siempre.

Condenado a ser reposo en el interior de mi
inmóvil existencia, a vivir en este ataud
que va desde el cielo hasta la tierra, condenado
a caminar en un presente de famélica esperanza.

Condenado a ser un vagabundo sin sombras,
desorientado en el oleaje de lo absurdo,
comparecer como un triste personaje sin nombre,
condenado a morir en los interminables abrazos del hambre.

Paco

martes, 12 de octubre de 2010

La paciencia y la furia

La paciencia armada de una sonrisa 
inexpugnable, con sus amapolas
en fila, y las rosas con sus punzantes
espinas vigilan la retaguardia.

La furia esperando su turno, hábil,
desentorchada, fría y calculadora,
de momento calla pero no olvida.

El presente, remolino de inquietudes,
rencilla imparcial de la paz y la 
furia, aguarda en silencio su futuro
como cuchillo temible y oscuro.

Paco

lunes, 11 de octubre de 2010

Criterio

De mi estruendo y mi copa vacía
de este movimiento que me agita entre serpientes
y melancolía, del dolor
cautivo en las mazmorras de mis ojos,
de este laberinto donde pugna mi piel suplicante
contra un desdén palpable
de este minuto en el que algo eléctrico
recorre mi mundo perdido
cansado justo en medio de un mortuorio escalofrío,
de esta traición en la que se refresca el tiempo
de su descarga gemebunda sobre esta
semihelada duna
que son las yemas de mis dedos
incorrectos inflexibles inapetentes
de este heráldico y sobreviviente consuelo
de sus ilimitados agujeros
de su interminable labranza
de su fin por comenzar
de este silencio como una tumba
de ese cielo como fracaso
de estos injertados ánimos
de esta amaestrada paciencia
de estas tinieblas, y no de otras, que son propias,
de aquí a la eternidad
de todo esto que leéis
deben surgir labios y alas a mi pensamiento
intentaré ser algo más que 
la última piedra de mi cementerio
intentaré ser algo más que un vivo
sin su propio criterio.

Paco

domingo, 10 de octubre de 2010

Aplastado el humo huesudo contra la pared

Aplastado el humo huesudo contra la pared
se esparce el ritmo de estos absortos latidos
viejos cansados alterados
ven mujer, ven a ver qué se ha muerto por aquí
esto que un día llego a ser humano
ahora escupe sangre como cruel borracho
serpentea sueños y cruje disconformidades.
Sería un idiota si postergara la mendicidad
los ojos mordidos por buitres engreidos
se darraman los hilos de la conciencia
en este ataúd donde duermo y donde pienso
pienso, ¿Quien soy yo para pensar?
¿Quién soy yo para dictar?
Afuera vive la gente camino de la muerte
esquivando senderos y traicionando la suerte
nadie sobrevive a lo que somos
pero el destino afila sus garras al mundo entero
y algunos llevan sombreros como bombas
ruido como voz y chatarra como cerebro.
Arroja, arroja el misterio hasta mis labios
que me muerda la soledad en mi cuarto
si lo que prefiero es ser inexacto
no convertirme en verdad
estar turbado al sol
sí, turbado
como podrido fuera de esta sociedad
como maloliente para esa gente
que manda y manda y manda callar
¿Quién sois vosotros para mandar callar?
¿Quién eres tu para mandar callar?
Ahora que lo tengo muy claro
que este mundo sucio y tramposo
es un completo virus atáxico
ahora que lo tengo tan claro
ven mujer, ven a ver qué se ha muerto por aquí.

Paco

martes, 5 de octubre de 2010

Terrorismo emocional


En el jardín de la casa suena un viento
cojo, dislocado, de esos que enferman el ambiente,
constructor de soledades, espía inmortal,
un viento con su armadura de hierro
desposando a las flores de su silencio.

Dentro de la casa asciende
escalonadamente un cierto olor
carnoso, víboro, de amor asesinado
a traición,
con la mirada retorcida
de una puerta que ha ocultado los
gritos abultados de la noche,
que se avergüenza de lo que calla,
la puerta y el olor
que crujen sus huesos sin nada que perder.

En la cama se desgarra una mujer
sincronizada con la sumisión, desposeída
de la elegancia de su libertad, que
en silencio otorga cuerpo pero no alma
al hombre que jadea hambre de instinto,
y le grita al silencio
llévame con tus fantasmas
llévame sin tiempo que perder.

A otras horas llueven miedos,
con sus goteras irreparables,
con su terror incurable,
llueve, siempre
llueve,
el corazón apedreado en sus viejas
paredes, veterano del dolor,
también se come soledad,
una nueva partida al juego de la felicidad
que como siempre le tocó perder.

Un tono elevado del monstruo
un golpe en la mesa a destiempo
una mujer que calla piedra en boca
una historia cualquiera de dominio masculino..

Entrando el amanecer se rompen
los últimos hilos de oscuridad,
el reloj marca una hora muerta,
ella con su condición impuesta
hasta la última sonrisa ha quedado presa
soplada por el cojo viento,
por la muchedumbre del pánico
labios confinados en la precariedad
cuánto se ha acostumbrado este corazón
a perder.

En la cocina tan solo un vaso roto
y un recuerdo envuelto en lija
para una víctima más
del terrorismo emocional.

Paco

lunes, 4 de octubre de 2010

Un beso en la marea


Esta mañana
como otra cualquiera
has oscultado mi pecho
con el preciso tacto de un beso
buscabas el bum bum
de mi corazón, su árido
azote en una marea confusa,
y como otra mañana
como otra cualquiera
has invalidado mi rabia
que sin poder evitarlo
en mis interiores me mordía
y me desangraba.

Paco