domingo, 31 de octubre de 2010

En la noche.


En la noche. Mis ojos
suturando en la trinchera del desvelo
no consigo entender este gravado insomnio
su áspero desconsuelo
su teoría de la desorganización mental.

El reloj enrojecido
señala las 03:45
con sus huesos digitales
marcando con fuego la piel de mis retinas.

Ya no se por qué punto de la oscuridad
caminar, no quedan esquinas
donde esconderme, no se
en qué vacío depositar mi mente,
no se cómo afrontaré mi rostro cadáver
frente al duelo del espejo.

Debido a que no será la última vez
rugiré en silencio ahora que nadie
me escucha, compondré dos poemas
medio muertos que resucitaré
al amanecer, mientras sigo
elaborando
la teoría interminable de la esperanza.

Paco

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