El ladrido de un perro abre una grieta en el silencio de la noche
tu y yo sentados golpeando al silencio del amor
jugando al rompecabezas del corazón
furtivos en medio de este desierto
encajamos sus piezas, transportamos sus alivios
hasta las cortinas de nuestras miradas, las abrimos y
observamos cómo se expande el universo
de nuestros labios
a través de las constelaciones
que en nuestras almas late
y nos olvidamos
aunque sólo sea durante un breve instante
que el mundo inhóspito de ahí afuera
es tan inconexo y autista
como las penas que insaciablemente reparte.
Paco
La voz habla, el deliro manda, se mezclan las voces, se unen los sentimientos. ¿Quién no ha hablado nunca consigo mismo? Cuando la voz y el delirio se mezclan, nace una nueva esperanza. La tuya, la mia... el descanso, la victoria de unos huesos descartados en la partida, la victoria de una lengua transformada en tinta, en sudor, en palpitación, en ansiedad dispersa. La voz y el delirio. Amigos inseparables desde que el delirio le dijo a la voz: Este puede ser el principio de una gran amistad.
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