He pasado de puntillas por la tristeza
no vaya a ser que al oirme me siga
es el amor un oficio demasiado viejo
que afortunadamente otorga de las herramientas necesarias
para paliar los desarreglos del corazón
y si las penas llegan sin avisar y a traición
entonces sacudo el viejo baul de la esperanza
a ver qué se descuelga en forma de satisfacción
para clavarle a mis penas mi más afilada lanza.
Paco
La voz habla, el deliro manda, se mezclan las voces, se unen los sentimientos. ¿Quién no ha hablado nunca consigo mismo? Cuando la voz y el delirio se mezclan, nace una nueva esperanza. La tuya, la mia... el descanso, la victoria de unos huesos descartados en la partida, la victoria de una lengua transformada en tinta, en sudor, en palpitación, en ansiedad dispersa. La voz y el delirio. Amigos inseparables desde que el delirio le dijo a la voz: Este puede ser el principio de una gran amistad.
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