viernes, 24 de diciembre de 2010

Desde hace más de veinte años


Desde pequeño siempre me sedujo
sumar sueños para restar pesadillas
me tumbaba boca arriba ojos sedados
con una respiración infatigable
rizando nudos en el aire
desprendiéndome por las tensas cuerdas
de mi imaginación
para regatear el aburrimiento
como una noria paranoica.
la soledad de las horas
me perseguían de forma astuta, gratuita,
Siempre me encontraban, me
atropellaban, me arrinconaban,
jamás me sentí tan emparedado
como aquel sombrío atardecer
de soledad tiranizada y de
teléfonos silenciosos.
No había nadie. Para mi
nada en ningún lugar.
Entonces me tumbé grapado al silencio.
Me coloqué los cascos hilados al
placer musical. Cerré los ojos,
y en medio de la delictiva emboscada
que me había preparado la soledad,
semihelado, vapuleado, ofendido
comencé a imaginar desde la nada
luciérnagas desnudas,
mariposas con sus armaduras de colores
contándome historias de brujas y lunas,
la paz peregrinando sobre la
alfombra de mi mente, horas
sin minutos y minutos sin segundos,
solo yo abrazado y desbocado
al indómito latigazo de mi imaginación,
solo yo
siendo el arquitecto de mi propia utopía.

Paco

3 comentarios:

  1. jo paco k chula niña, me gusta, me gusta mucho

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  2. perdona queria decir niño, jajaj

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  3. Gracias nati, creo que todos nos hemos sentidos solos uan o muchas veces, con ese teléfono que no suena y que esperas que haga riiiiiinnnngggggg, sálvame de la soledad, pero pasa el tiempo y estás solo o sola, y solo te queda aceptar que tienes tu propia compañía, tu propia imaginación, y entoces te dejas llevar, e imaginas, sueñas, y sonríes y sabes que la vida es mucho más que llorar ante la soledad.

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