La voz habla, el deliro manda, se mezclan las voces, se unen los sentimientos. ¿Quién no ha hablado nunca consigo mismo? Cuando la voz y el delirio se mezclan, nace una nueva esperanza. La tuya, la mia... el descanso, la victoria de unos huesos descartados en la partida, la victoria de una lengua transformada en tinta, en sudor, en palpitación, en ansiedad dispersa. La voz y el delirio. Amigos inseparables desde que el delirio le dijo a la voz: Este puede ser el principio de una gran amistad.
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